Andrés Lorenzo Calzón, finalista del Premio Internacional Navarra a la Solidaridad 2022
Nuestro compañero, y fundador del Centro Integral de Niños y Niñas de y en la Calle (CINCA), proyecto que ejecutamos en Bolivia desde 1990, ha resultado finalista en la edición de este año del Premio Internacional Navarra a la Solidaridad, galardón que se entrega a personas destacadas por su valioso apoyo a la Cooperación al Desarrollo.
De acuerdo con la organización, el jurado calificador ha recibido y evaluado un total de 29 candidaturas, entre las que figuraba Andrés Lorenzo Calzón, propuesto por ALBA ONGD, con la idea de que su trabajo a favor de los niños y niñas de El Alto, La Paz – Bolivia, fuera reconocido con tan importante distinción.
El premio ha sido concedido a la Asociación Aita Mari, por su labor humanitaria en pro de las personas migrantes y refugiadas que huyen del hambre y la guerra, y que sufren calamidades en las rutas de tránsito de Europa.
“Se han seleccionado como finalistas, diez, que por sus características, implicación, y alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, unas con más larga trayectoria…y otras más modestas en capacidad, pero muy interesantes en su labor cotidiana, pues a todas ellas las hemos vista merecedoras del reconocimiento. Y se han seleccionado como finalistas las diez siguientes: Ángela Vicente, Raphael Kongu, Aita Mari, Itwillbe, ATTsF, Salvamento Marítimo Humanitario, Mingma Dorji, Medicus Mundi, Andrés Lorenzo Calzón, Manos Unidas, y Lorena Aguirre”, detalló Javier Cortajarena, Director territorial de Laboral Kutxa.
¿Quién es Andrés?
Andrés Lorenzo Calzón, es un religioso y activista del Verbo Divino, natural de Molezuelas de la Carballeda, en Zamora, estudió en Estella Administración y Contabilidad. En 1991 solicitó el traslado a Bolivia, país en el que había estado en contacto con las necesidades existentes en las zonas, especialmente con la situación en la que se encontraban las niñas y niños de la calle.
Ese año, contactó con dos maestras bolivianas y decidió, junto a ellas, impartir clases y dar comida caliente en el patio de la Parroquia de Santa María de los Ángeles a un primer grupo de niños y niñas que permanecían en la calle durante todo el día.
La experiencia se inició con un grupo de 16 niñas y niños no escolarizados de 6 a 13 años y otro de 15 niñas y niños de 8 a 16 años, que sabían leer algo y escribir un poco, pero a los que les daba vergüenza ir a la escuela, porque los compañeros de su edad sabían mucho más.
Andrés, CINCA, y ALBA
Durante ese curso el proyecto fue financiado con fondos de la Asociación ALBA. Posteriormente, el Proyecto CINCA (Centro de Menores de la Calle) se fue incrementando en cuanto a actividades e instalaciones para poder atender a la creciente demanda.
A finales de 1997, se considera un momento idóneo para dar respuesta a una nueva área de cobertura referida a una realidad que hasta el momento ha quedado más al margen y que está formada por las niñas y niños de la calle, entendiendo por tales, aquellos que han roto toda relación con la familia y viven abandonados a su suerte, subsistiendo como “lustradores”, “voceros”, etcétera, o recogidos en orfanatos masificados.
Se iniciaron los Hogares o Unidades Familiares con el objetivo de ofrecer un hogar de acogida, educación y ambiente familiar que favoreciera la desvinculación con la calle y llevando una vida normal de familia, colegio y demás componentes familiares. Actualmente, CINCA continúa su labor con las niñas y niños en situación de grave exclusión de El Alto (Bolivia).